Friday, November 10, 2006

Un lugar en el espacio VII

Extracto de la “Enciclopedia de la Verdadera Historia Planetaria”, Edición XXIV, Rev. 1.

Neodarwinismo Social

Sepa, estimado lector, que la ideología dominante y base de nuestro sistema político actual, El Neodarwinismo Social, no existía en la antigüedad, al menos no como lo entendemos ahora, según nuestras investigaciones su origen real corresponde a los primeros años de nuestra era, durante el Nuevo Renacimiento.

En la antigüedad existió una teoría científica llamada Neodarwinismo (evolución del Darwinismo, cuyo origen fueron las investigaciones de un científico amante de la naturalaza llamado Darwin). Esta teoría se fundamentaba en los principios de selección genética para explicar la evolución de las especies. La teoría se extrapoló a la sociedad humana y surgió la teoría del Darwinismo social con el que se quería justificar las diferencias de clases sociales y las discriminaciones raciales. Esto degeneró en una seudo ciencia, la eugenesia, que promovía la selección artificial de los humanos como medio para mejorar la especie. Esta fue la base de las políticas raciales más atroces que jamás hayan existido, discriminación social, esterilizaciones forzosas, exterminios. Estallaron guerras a nivel mundial, murieron millones de personas, pero al final los humanos aprendieron. Aprendieron a ser iguales siendo diferentes, a apreciar la riqueza única de la diversidad.

Lo que no aprendieron fue a extrapolar ese pensamiento a otras especies, pocos fueron los que realmente entendieron la igualdad entre todos los seres vivos, pocos fueron capaces de apreciar el valor de la biodiversidad.

Al principio de nuestra era se volvió a cometer el mismo error, intentar extrapolar la ciencia a la política. Los conceptos degeneraron nuevamente, y las teorías de la evolución fueron usadas para demostrar la supremacía de la especie humana sobre el resto de los seres vivos… surgió el nuevo neodarwinismo, cuyas leyes conocemos:

1. El ser humano es el fin último de la evolución: la culminación del proceso mediante el cual la naturaleza crea al ser perfecto.
2. El resto de especies son el instrumento del que se sirvió la naturaleza para alcanzar la perfección.
3. El objetivo último del ser humano es alcanzar la máxima población.

Fue entonces, y no antes del Periodo Oscuro, cuando realmente surgieron las dos facciones políticas: los Neodarwinianos y los Conservacionistas. Los primeros defendían la supremacía del hombre, y su expansión máxima, los segundos defendían el control de la población y la defensa de la biodiversidad y los hábitat naturales. En un mundo tan complicado, donde la supervivencia ya era todo un reto, no había lugar para opciones moderadas y el enfrentamiento político se fue radicalizando.

Los neodarwinianos, apoyados por las masas hambrientas, fueron tomando el poder, el hombre se convertía en una plaga que asolaba todo el planeta. De entre las filas de los conservacionistas, cada vez más radicalizados y sin el apoyo popular, surgían facciones extremistas que no dudaba en asesinar si con ello protegían el Planeta. Cometieron los actos terroristas más brutales de la historia, ciudades enteras desaparecieron en atentados con bombas atómicas, millones de personas fueron víctimas de atentados con armas químicas y biológicas. Estaban dispuestos a acabar con la plaga humana a cualquier precio.

Los Neodarwinianos reestablecieron el orden bajo un estado policial, basado en el control y la limitación de las libertades… pero la gente lo aceptó a cambio de seguridad. Se censuró cualquier opinión conservacionistas, se ilegalizó el partido y el apoyo a los conservacionistas era considerado traición. Se creó la Policía Ecológica cuyo objetivo era perseguir y reprimir cualquier manifestación a favor de los conservacionistas.

Toda referencia histórica al colapso del ecosistema fue eliminada. No podían permitir que se supiera, que fue el afán expansivo de los hombres el que llevó a su propia destrucción. En su lugar se inventaron la Gran Guerra basándose en los atentados de los conservacionistas.

Pero no todos los Conservacionistas eran radicales, de hecho su programa político se basaba en la democracia, las libertades, la convivencia pacífica y el respeto al medio ambiente. Seguimos creyendo en esto ideales, por eso hemos sobrevivido en la clandestinidad a lo largo de cientos de años, a pesar del acoso permanente de una Policía Ecológica cada vez más poderosa. Actuamos como resistencia pacífica enviando nuestro mensaje a los ciudadanos y tratando de conservar el legado genético a través de la Organización para la Conservación de la Biodiversidad.

Un lugar en el espacio VI

La invención de la escritura supuso uno de los hitos más importantes en la evolución del ser humano, de hecho marcó el inicio de la historia y las civilizaciones. Resultaba paradójico, por tanto, que milenios después, en la cumbre de la civilización, la escritura hubiese desaparecido completamente, muerta por obsolescencia, ¿qué sentido tenían aquella compleja simbología en un mundo multimedia de imágenes y sonidos?

El estudio de la simbología y lenguas antiguas se había abandonado oficialmente desde hacía mucho tiempo, los sistemas automáticos de lectura y traducción funcionaban a la perfección por lo que no había sido necesario modificarlos en cientos de años, además, sólo eran útiles para los historiadores y los excéntricos coleccionistas de documentos.

Años atrás, un niño prodigio sorprendía en videovisión con sus insólitas habilidades, era capaz de leer y traducir un texto seleccionado al azar de un libro antiguo casi con la misma rapidez y precisión que el lector automático. Cuando Calfo vio el programa, pensó que en realidad no podía ser tan complicado, en el pasado la gente debía aprender a leer y escribir desde muy pequeños, y el idioma tampoco había evolucionado tanto desde entonces. Si aquel niño prodigio pudo aprender, el también podría, lo que le daría acceso a los libros censurados que eran identificados y rechazados por los lectores automáticos.

Fue mucho más complicado de lo que pensaba, durante meses dedicó horas y horas con creciente frustración, sin duda los antiguos eran más inteligentes de lo que había supuesto, o simplemente tenían más imaginación. Al cabo de más de un año aún apenas era capaz de leer y traducir textos simples. Irónicamente, poco después de la emisión de aquel programa de televisión, los directores de la cadena se vieron obligados a reconocer públicamente que había sido un fraude y que en realidad el niño no sabía leer.

Calfo nunca supo como llegó el ejemplar de la Enciclopedia a su despacho, simplemente apareció ahí en su mesa, junto a otros documentos antiguos, por curiosidad empezó a leer… Al principio fue incapaz de entender nada, hasta que dejó de intentar traducir… era la primera vez que veía algo escrito en la lengua moderna, conociendo la escritura antigua no era difícil asociar las letras con sonidos y los sonidos con palabras y frases con sentido.

Se dio cuenta de que a diferencia de todo lo que había leído antes, lo que estaba leyendo ahora estaba escrito recientemente, posiblemente por alguien que aun vivía.

Y que era muy difícil asumir lo que estaba leyendo.

Se sintió sólo, conocedor de una verdad que se oculta a las masas, ciegas, obedientes y sumisas. Un gran rebaño de billones de personas domesticadas, contentas de ceder su libertad a cambio de la protección de sus amos ante un enemigo que en realidad no existe.

Se dio cuenta, de que en realidad aquel niño si sabía leer.

Cualquier información no autorizada apenas duraba unas horas en la red, los algoritmos de búsqueda automática no tardaban en localizarla y eliminarla, sin embargo la Enciclopedia, el mayor enemigo del orden establecido, había sobrevivido y evolucionado en la clandestinidad a lo largo de los siglos, moviéndose entre excéntricos coleccionistas de libros, o camuflados como elementos de decoración, la nueva moda del arte retro.

Durante meses Calfo se dedicó a algo aún mas inédito, si había sido capaz de leer tenía que ser capaz de escribir… nuevamente menospreció la habilidad de los antiguos. Pero valió la pena.

Allí, entre los muebles amontonados en su despacho, a la vista de cualquiera se encontraba el cuaderno manuscrito por el mismo, a nadie, en la actualidad, se le habría ocurrido pensar que ahí podía haber ningún tipo de información. Sin duda los que habían registrado su despacho lo habían menospreciado como un elemento más de la extravagante decoración típica de los despachos universitarios.