Wednesday, March 08, 2006

Un lugar en el espacio II

“There is no place for us,
There is no time for us”
Who want to live for ever?”, Queen



Elvia Borneman contemplaba con desesperación el aspecto poco saludable de la dendronephthya, las inestabilidades climáticas de los últimos meses la habían debilitado mucho, temía que no pudiera recuperarse y posiblemente era uno de últimos ejemplares que quedaban en el planeta. Otros corales parecían estar igualmente afectados, la temperatura exterior había superado los 47º durante varios días y los sistemas de aislamiento no eran lo suficientemente eficaces, en un par de ocasiones había puesto en marcha el refrigerador, pero era demasiado arriesgado, las restricciones energéticas prohibían expresamente el uso de este tipo de aparatos de gran consumo, y una denuncia por alteraciones en el consumo pondría en peligro toda la instalación.

No temía que la detuvieran, sabía que tarde o temprano la descubrirían, pero cuanto más tardasen, más oportunidades tendría para propagar algunos ejemplares y evitar así su extinción definitiva. En estos momentos mantenía y protegía una de las granjas ilegales de conservación y propagación de corales más importante del planeta, probablemente la supervivencia de algunas especies dependería exclusivamente de su capacidad para reproducirlos. Recientemente la Policía Ecológica había descubierto y desmantelado varias granjas, entre ellas la de su gran amigo Alderto Calfo, que había sido detenido por “uso ilegal y despilfarro de recursos” y por “pertenencia a organización subversiva”.

En momentos como este se planteaba si lo que hacían no era más que un esfuerzo inútil por prorrogar lo que era inevitable, incluso si no tendrían razón los que les acusaban de involucionistas o retrógrados. Quizás se dejaba llevar por los anhelos nostálgicos del pasado de su familia, plagado de famosos científicos y biólogos, quizás su propia arrogancia le impedía asumir la realidad inminente e inevitable que con tanto orgullo esgrimían los políticos “El hombre ha vencido al planeta, la población mundial se encuentra cerca de su máximo teórico, la optimización de los recursos es próxima al 100%”. Siglos atrás se había impuesto la doctrina del Neo-Darwinismo que mantenía que el fin último de la evolución es “Alcanzar la población máxima” lo cual implica “la eliminación de cualquier especie que no fuera imprescindible para la supervivencia humana”… en realidad pensaba, que esta no era más que una respuesta orgullosa de los humanos ante su incapacidad para mantener la biodiversidad del ecosistema.

Pocos meses antes Alderto le había pasado el esqueje de dendronephthya, sospechaba que la Ecológica le había fichado y por eso trataba de poner a buen recaudo las piezas más importantes. Durante siglos, la organización había conseguido sobrevivir en la clandestinidad, miles de pequeñas granjas ilegales dispersas por todo el planeta intentaban concienzudamente mantener “especies no autorizadas”, sin embargo, en los últimos tiempos pasaba por su peor momento, la Ecológica había estrechado el cerco y continuamente descubría y destruía más “viveros ilegales”. Sin duda había infiltrados en la organización, y el intercambio de especies suponía un gran riesgo, no sólo de ser descubierto sino de adquirir un “Troyano”. Estos eran el último invento de la Ecológica, un animal infectado con un virus de efecto retardado, cuando se descubre la presencia de estos virus genéticamente alterados suele ser demasiado tarde y ya se ha propagado destruyendo varias granjas.

Elvia se consolaba viendo los antiguos videos de arrecifes, se imaginaba que podía retroceder varios siglos y bucear entre inmensos corales de tonos brillantes que contrastaban con un mar azul. A veces soñaba con encontrar un oasis así en mitad de la inmensa sopa verde de algas que era actualmente el mar, una gran fábrica de alimento y reciclado de deshechos al servicio de los 18 billones de seres humanos. Por supuesto, no quedaba ni un solo arrecife. Pero incluso los videos habían sido declarados ilegales por promover “conservacionismos” y otras ideas “retrogradas” a pesar del gran esfuerzo realizado por los bio-historiadores que consideraban necesario mantenerlos por el “interés histórico”.

Los bio-historiadores eran el único atisbo de conciencia que quedaba en la sociedad actual, la decencia de al menos tratar de guardar el registro de la evolución… aunque fuera bajo el pretexto de historiar “el triunfo de la humanidad”.

La Organización para la conservación de la Biodiversidad Planetaria tenía sus días contados, solo un milagro podría salvarles…

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