Monday, March 27, 2006

Un lugar del Espacio IV

Las primeras impresiones habían sido bastante decepcionantes, la ocupación del planeta era muy elevada, inmensas ciudades ocupaban la mayor parte del terreno, sólo quedaban algunos claros en zonas de montañas o desiertos de arena donde la colonización no resultaría rentable energéticamente. Sin embargo en estas zonas difícilmente sobreviviría ninguna especie.

Nunca habían estado tan cerca, y no dejaban de lamentarse ante las evidencias de que en un pasado muy próximo, quizás tan sólo unos pocos cientos de años, en ese planeta resplandecía la vida en su máxima biodiversidad, millones de especies viviendo en una difícil armonía, en una lucha continua por dominar el ecosistema y aprovechar los recursos… el sueño de cualquier explorador.

En la actualidad se parecía mucho a otros miles de planetas similares en los que una especie dominaba el planeta creciendo hasta alcanzar la población máxima, eliminando al resto de especies, salvo algunas formas de vida básicas, normalmente algún tipo de planta o animal simple que utilizan como fuente de alimento. En este planeta dominado por los océanos habían seguido la evolución lógica hacia un tipo de alga unicelular que les servía para completar el ciclo.

Los datos que recibían desde la sonda tampoco eran muy halagüeños, el límite de la población venía dado por la capacidad de estas algas de producir y reciclar. La práctica totalidad de los océanos estaba cubierta por una espesa capa verde de algas de varios metros de espesor, atrapando hasta el último rayo de luz. Bajo esa capa, en la más absoluta oscuridad no parecía quedar nada con vida.

Las imágenes que enviaba la sonda en este momento mostraban el inmenso esqueleto de lo que en su día fue la Gran Barrera de Coral. Los exploradores apenas se podían imaginar la riqueza de aquel ecosistema con miles y miles de especies diferentes, una biodiversidad jamás imaginada y jamás vista en planeta alguno. Valía la pena seguir investigando por si existía el más mínimo resquicio de lo que fue la vida de este planeta.

Aunque era inevitable cierta ira, no podían culpar a los humanos, en el fondo habían evolucionado de la misma forma que otros miles de especies inteligentes en otros planetas similares. Sabían que tampoco podían confiar en encontrar grabaciones o estudios referentes a la vida que existió en el planeta, lo normal es que una vez destruida la vida, el sentimiento de culpa de los propios humanos les hiciera destruir todos los indicios de lo destruyeron, y de quedar algo, serían registros falsos y manipulados con los que tranquilizar su consciencia.

Aún así, estaban más cerca de lo que habían estado nunca y tenían que investigar hasta agotar todas las opciones, si era necesario, y asumiendo las consecuencias, establecerían contacto con los humanos.

La sonda abandonó la gran barrera y se dirigió rápidamente hacia el Este, en la zona intermedia del mayor océano, en la zona más alejada de las ciudades, los exploradores habían detectado unas pequeñas islas no habitadas, en las que el agua quedaba encerrada dentro de unas lagunas, cuyo origen parecía ser igualmente orgánico. En esas aguas la densidad de algas parecía ser menor, quizás era sólo por falta de circulación y refresco de nutrientes… pero valía la pena echar un vistazo.

Friday, March 17, 2006

Un lugar en el espacio III

La sonda atravesó sigilosamente la atmósfera, teniendo en cuenta la tecnología terrestre era poco probable que la detectaran, sin embargo, era preferible tomar precauciones y evitar un contacto prematuro que podría tener consecuencias irreversibles. Descendió rápidamente aprovechando la oscuridad de la noche, para sumergirse suavemente en mitad del Océano, sin que nadie se percatara de su presencia.


Alderto Calfo era una persona inteligente, pragmática, y lo más importante en estos tiempos, tenía buenos contactos. Gracias a ellos supo con suficiente antelación que estaba siendo investigado, y aunque no pudo evitar su detención si consiguió deshacerse de todas las pruebas que le podían incriminar y poner en buenas manos las piezas más importantes. La pericia de su abogado, especializado en estos casos, consiguió generar la suficiente confusión como para que no pudieran emitir el Veredicto Express, por lo que el caso quedaría abierto, o lo que es lo mismo, en estos tiempos de insumisión social, se perdería en la inmensidad de millones de casos sin juzgar.

Ya se había hecho de noche cuando salió de las dependencias policiales, y aunque estaba libre sabía que su situación era delicada. Estaba marcado por lo que cualquier intento de contactar con la organización era extremadamente peligroso. Sin embargo, era imprescindible que les hiciera llegar la información que tenía. No podía contactar a través de la red como hacían normalmente, estaba vigilado y el más mínimo error pondría en peligro a sus contactos. Tenía que llegar a ellos sin que la policía se percatara y sobretodo tenía que recuperar los registros de sus últimas investigaciones.

Conteniendo su ansiedad, caminó sin prisas hasta la universidad, sabía que estaba siendo vigilado, una vez marcado el seguimiento era continuo a través de sensores ópticos y acústicos que llegaban hasta el último rincón de la ciudad. Sistemas automáticos vigilaban a millones de personas marcadas, cualquier conducta anómala sería detectada por los algoritmos de inteligencia artificial y activaría las alarmas de seguimiento. Además, la universidad estaba especialmente vigilada.

Desde hacía varias generaciones los Calfo habían ocupado puestos relevantes en la cátedra de Bio-historia Marina de la Universidad Central. Cincuenta años atrás era el orgullo de la ciudad, la Universidad de Bio-historia más prestigiosa del planeta, donde se reunían los más importantes científico-historiadores de la época y donde se realizaron los estudios más importantes sobre los antiguos ecosistemas. Por aquel entonces se alzaban muchas voces desde la universidad contrarias al Neo-Darwinismo que exigían al gobierno medidas conservacionistas para las pocas reservas que quedaban y miles de jóvenes se unían al movimiento por la conservación de la biodiversidad, que aún era legal.

Tras la prohibición y destrucción de las reservas, entre las que se encontraban algunas de valor incalculable para los bio-historiadores como “La Selva tropical del Amazonas”, que ocupaba casi 300 hectáreas o “La Gran Barrera de Coral” con casi un kilómetro de arrecife, se provocaron una serie de disturbios que terminaron con el cierre de la Universidad y la ilegalización del movimiento que posteriormente llevaría a la fundación de la ilegal Organización para la Conservación de la Biodiversidad.

La Organización había sobrevivido y prosperado durante todo este tiempo pese a la persistente persecución policial. Era imposible saber cual era la dimensión total de la Organización, existían múltiples ramificaciones, sin una jerarquía definida, donde cada rama funcionaba de forma autónoma pero manteniendo conexiones con otras ramas, creando una estructura caótica pero a la vez invulnerable. Una estructura basada en un la forma de crecimiento de algunos corales antiguos, donde cada rama crece y se bifurca de forma casi aleatoria hasta encontrarse con otra con la que se fusiona, creando un entramado tal, en el que todo está conectado y siempre es posible llegar a cualquier punto por distintos caminos, y de forma que si se rompe una rama esta puede sobrevivir y crecer de forma autónoma hasta volver a encontrarse con la red principal… un sistema complejo pero eficiente.

Bajo el pretexto de “documentar el triunfo de la humanidad”, Calfo junto con otros miembros de la Organización habían conseguido cinco años atrás reabrir la Universidad de la Bio-historia, pero siempre bajo la mirada desconfiada de la Ecológica que dudaba de sus intenciones. Aunque oficialmente el objetivo de la universidad era documentar la historia de cómo la humanidad fue dominando el planeta hasta conseguir el control absoluto del ecosistema, en la práctica todos, salvo algún político ingenuo, sabían que la universidad era el mayor centro de reclutamiento de la organización.

Calfo caminó entre los antiguos edificios de la Universidad, apenas se habían podido recuperar unos pocos, la mayoría habían sido reconvertidos en soluciones habitacionales de tercera clase. Entró en el que en su día fue el edificio principal y caminó por los pasillos desiertos hasta su despacho. Como esperaba había sido registrado sin el más mínimo disimulo, los muebles estaban amontonados en el centro y sin duda cada esquina había sido concienzudamente escaneada en busca de microchips o cualquier otro artilugio electrónico de almacenamiento de datos, el ordenador había desaparecido… no suponía ningún problema, contaba con ello, sin embargo ahí seguía lo que venía a buscar, sabía que la policía nunca lo habría encontrado.

Wednesday, March 08, 2006

Un lugar en el espacio II

“There is no place for us,
There is no time for us”
Who want to live for ever?”, Queen



Elvia Borneman contemplaba con desesperación el aspecto poco saludable de la dendronephthya, las inestabilidades climáticas de los últimos meses la habían debilitado mucho, temía que no pudiera recuperarse y posiblemente era uno de últimos ejemplares que quedaban en el planeta. Otros corales parecían estar igualmente afectados, la temperatura exterior había superado los 47º durante varios días y los sistemas de aislamiento no eran lo suficientemente eficaces, en un par de ocasiones había puesto en marcha el refrigerador, pero era demasiado arriesgado, las restricciones energéticas prohibían expresamente el uso de este tipo de aparatos de gran consumo, y una denuncia por alteraciones en el consumo pondría en peligro toda la instalación.

No temía que la detuvieran, sabía que tarde o temprano la descubrirían, pero cuanto más tardasen, más oportunidades tendría para propagar algunos ejemplares y evitar así su extinción definitiva. En estos momentos mantenía y protegía una de las granjas ilegales de conservación y propagación de corales más importante del planeta, probablemente la supervivencia de algunas especies dependería exclusivamente de su capacidad para reproducirlos. Recientemente la Policía Ecológica había descubierto y desmantelado varias granjas, entre ellas la de su gran amigo Alderto Calfo, que había sido detenido por “uso ilegal y despilfarro de recursos” y por “pertenencia a organización subversiva”.

En momentos como este se planteaba si lo que hacían no era más que un esfuerzo inútil por prorrogar lo que era inevitable, incluso si no tendrían razón los que les acusaban de involucionistas o retrógrados. Quizás se dejaba llevar por los anhelos nostálgicos del pasado de su familia, plagado de famosos científicos y biólogos, quizás su propia arrogancia le impedía asumir la realidad inminente e inevitable que con tanto orgullo esgrimían los políticos “El hombre ha vencido al planeta, la población mundial se encuentra cerca de su máximo teórico, la optimización de los recursos es próxima al 100%”. Siglos atrás se había impuesto la doctrina del Neo-Darwinismo que mantenía que el fin último de la evolución es “Alcanzar la población máxima” lo cual implica “la eliminación de cualquier especie que no fuera imprescindible para la supervivencia humana”… en realidad pensaba, que esta no era más que una respuesta orgullosa de los humanos ante su incapacidad para mantener la biodiversidad del ecosistema.

Pocos meses antes Alderto le había pasado el esqueje de dendronephthya, sospechaba que la Ecológica le había fichado y por eso trataba de poner a buen recaudo las piezas más importantes. Durante siglos, la organización había conseguido sobrevivir en la clandestinidad, miles de pequeñas granjas ilegales dispersas por todo el planeta intentaban concienzudamente mantener “especies no autorizadas”, sin embargo, en los últimos tiempos pasaba por su peor momento, la Ecológica había estrechado el cerco y continuamente descubría y destruía más “viveros ilegales”. Sin duda había infiltrados en la organización, y el intercambio de especies suponía un gran riesgo, no sólo de ser descubierto sino de adquirir un “Troyano”. Estos eran el último invento de la Ecológica, un animal infectado con un virus de efecto retardado, cuando se descubre la presencia de estos virus genéticamente alterados suele ser demasiado tarde y ya se ha propagado destruyendo varias granjas.

Elvia se consolaba viendo los antiguos videos de arrecifes, se imaginaba que podía retroceder varios siglos y bucear entre inmensos corales de tonos brillantes que contrastaban con un mar azul. A veces soñaba con encontrar un oasis así en mitad de la inmensa sopa verde de algas que era actualmente el mar, una gran fábrica de alimento y reciclado de deshechos al servicio de los 18 billones de seres humanos. Por supuesto, no quedaba ni un solo arrecife. Pero incluso los videos habían sido declarados ilegales por promover “conservacionismos” y otras ideas “retrogradas” a pesar del gran esfuerzo realizado por los bio-historiadores que consideraban necesario mantenerlos por el “interés histórico”.

Los bio-historiadores eran el único atisbo de conciencia que quedaba en la sociedad actual, la decencia de al menos tratar de guardar el registro de la evolución… aunque fuera bajo el pretexto de historiar “el triunfo de la humanidad”.

La Organización para la conservación de la Biodiversidad Planetaria tenía sus días contados, solo un milagro podría salvarles…

Las Leyes de la acuariofilia marina

Las leyes de la acuariofilia marina:

Primera ley: El acuarista no puede hacer daño a ningún animal o, por inacción, permitir que un animal sufra daño.
Segunda ley: El acuarista debe cumplir con las exigencias de los animales, excepto si entran en conflicto con la primera ley.
Tercera ley: El acuarista debe proteger su acuario en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda ley.

La siguiente ley debe ser aplicada sólo en caso de niveles cognitivos superiores:

Ley cero: El acuarista no puede hacer daño al ecosistema o, por inacción permitir que el ecosistema sufra daños.